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lunes, 14 de julio de 2025

Las lluvias de "estrellas" (que ni son estrellas ni llueven) sin "tontás"

Uno de los "grandes" acontecimientos astronómicos de cada verano son las "Perseidas", que suelen llenar minutos de programación de los informativos que no tienen nada mejor que contar (bueno, sí lo tienen pero con el calor... ¡que pereza!) Un poquito cansados de los tópicos y tontás que se llegan a decir hemos pensado en aclarar las cosas que, en realidad, son bastante sencillas.

¡Mira! ¡Una estrella fugaz!  - Que no!!! Que no es eso!

Cada verano pasa lo mismo: alguien mira al cielo, ve un fogonazo cruzar la noche y grita emocionado “¡Una estrella se ha caído!”. Bueno, pues no. Ni estrella, ni caída, ni fugaz en el sentido de que se vaya a ningún sitio.

¿Qué demonios es entonces?
Una estrella fugaz es, en realidad, un meteoro. Palabra que viene del griego meteoros, que significa “alto en el aire”. Muy científico todo.

Un meteoro es básicamente un trocito de roca o polvo espacial (llámalo meteoroide cuando está flotando por ahí) que entra en la atmósfera de la Tierra a toda leche (de 11 a 72 kilómetros por segundo).

Meteoro o Estrella Fugaz (NASA)

Cuando esto ocurre, la fricción no quema literalmente el fragmento por dentro, sino que calienta el aire a su alrededor hasta temperaturas de 3.000 °C o más, eso es la mitad que la superficie del Sol. Ese aire se ioniza, forma un plasma y emite luz. Por eso la “colita luminosa” no es el meteoro ardiendo como un fósforo: es la atmósfera brillando de puro susto.

¿Llegan ardiendo hasta el suelo?

No, esto es mito nivel leyenda urbana. La mayoría de meteoroides son tan pequeños que se vaporizan completamente a decenas de kilómetros de altura. El aire hace de freno y horno a la vez: ¡se desintegran antes de llegar!

Si un trozo es lo bastante grande como para resistir, se va enfriando muy rápido al final de su trayectoria. Un meteorito que aterriza no llega ardiendo, lo normal es que esté frío o templado. Lo que más se calienta con la fricción es el aire, no el propio material.

Así que, precisemos, que al fin y al cabo esto es Ciencia.

  • Meteoroide: La roca o partícula que está flotando en el espacio hasta que se ve atraído por La Tierra u otro astro.
  • Meteoro: El destello luminoso en la atmósfera provocado por la entrada del meteoroide a toda velocidad.
  • Meteorito: Lo que llega al suelo, si algo llega.

Meteoroide, meteoro o meteorito?
Excelente gráfico del Observatorio Astronómico de Córdoba

A veces, un meteoroide es grande (pongamos un melón, o una pelota de baloncesto). Eso genera un bólido: un destello que puede iluminar más que la Luna llena; a veces pueden provocar un "boom" sónico y dejar retumbando a medio pueblo. Estos sí pueden dejar fragmentos que busquen acogida en tu jardín. Pero tranquilos, es rarísimo, por eso luego cuestan tanto en internet.

¿Por qué brillan de colores?

¿Has notado que algunas estrellas fugaces son blancas, otras azuladas o verdosas? No es decoración navideña interplanetaria, es pura química. La roca (o la mota de polvo) trae consigo metales y minerales que se excitan (y se ionizan) con la brutalidad de la entrada atmosférica. Resultado: fuegos artificiales gratis.

  • Verde: mucho magnesio.
  • Naranja-amarillo: sodio, como en las farolas de antes.
  • Rojo: oxígeno y nitrógeno de la atmósfera.
  • Violeta: Calcio, sobre todo.
  • Blancos-azulados: mucho hierro.
Lección gratis de Química Interplanetaria

Además, la velocidad influye: cuanto más rápido entra, más energía para ionizar, más brillo y más color. El tamaño también es muy importante aquí, cuanto mayor sea el meteoroide mejor se apreciará el color del meteoro.

Entonces, ¿qué narices son las Perseidas?

Las Perseidas son la lluvia de meteoros más famosa del verano. Cada agosto, la Tierra cruza la estela de polvo que deja el cometa Swift-Tuttle en su viaje alrededor del Sol. Ese polvillo cósmico (del tamaño de granos de arena) se encuentra con nuestra atmósfera y se lanza hacia la Tierra a casi 60 Km/s… voilà: cielo tachonado de rayas luminosas.

Las Perseidas se llaman así porque parecen venir de la constelación de Perseo, pero no tienen nada que ver con Perseo, solo es un punto de perspectiva. Una noche muy oscura y con suerte se pueden observar hasta 100 perseidas por hora.

El cometa Swift-Tuttle lo va dejando todo perdido de polvo, pero La Tierra
mantiene muy limpita su propia órbita atrayendo todo lo que encuentra a su paso,
y nos da un espectáculo a mediados de Agosto.

Una buena tasa, pero no la mayor; este honor corresponde probablemente a las Gemínidas, unas 150 por hora en las noches del 13 al 15 de diciembre. Pero claro, quien es el o la valiente que se va a las eras a observar las Gemínidas en una noche de diciembre?

¿Cómo verlas bien sin llorar de decepción?

  1. Fuera del pueblo: nada de farolas, ni pantallas encendidas.
  2. Manta o tumbona: cuello relajado, sin tortícolis.
  3. Mirar al cielo, no al móvil. Las Perseidas te avisan gratis, no por notificación push.
  4. Paciencia: ver una decente cada minuto es buen promedio.
  5. Hora punta: mejor de medianoche a amanecer.
Gráfico para localizar las Perseidas el 13 de Agosto
La Luna estará todavía crecidita, así que podría ocultar el brillo de muchos meteoros

Un último deseo

Así que, la próxima vez que veas “una estrella fugaz”, recuerda: no es una estrella, no se está cayendo y no va a encender la barbacoa si aterriza. Es polvo cósmico, fuego atmosférico y un recordatorio de que, incluso una partícula minúscula, a la velocidad adecuada, puede arrancarte un “¡guau!”

En resumen:

  • Las estrellas fugaces no son estrellas.
  • Lo que brilla es el aire, no la roca.
  • El color te cuenta su composición.
  • La mayoría se desintegran mucho antes de llegar al suelo.
  • Si llegan al suelo puede hacer pupa según su tamaño, pero ya está frío.
  • La próxima vez que pidas un deseo, piensa que estás confiando tu suerte a un grano de polvo espacial a 60 km/s.

Y así, cada agosto, la Tierra barre su porción de polvo cósmico… y nos regala uno de los espectáculos más humildes, y más bonitos, del cielo.


Hasta Septiembre... si es que volvemos 😉

lunes, 11 de noviembre de 2024

Lluvia de estrellas en Noviembre: Las Leónidas

La noche del 17 al 18 de noviembre de 2024 se espera la lluvia de meteoros de las Leónidas, un fenómeno que muchos aficionados al cielo nocturno aguardan con gran ilusión. Noviembre nos brinda esta oportunidad de observar las popularmente conocidas como “estrellas fugaces” mientras la Tierra atraviesa la estela de partículas dejadas por el cometa Tempel-Tuttle. Y aunque nunca se sabe cuántas estrellas fugaces podremos ver, esta es una ocasión especial para compartir nuestra pasión por el Cosmos y, si el cielo está despejado, disfrutar juntos del espectáculo.

¿Qué son las lluvias de estrellas?

Impresión artística realizada con
los datos disponibles de Tempel-Tuttle

Aunque se les llama “estrellas fugaces,” estas luces en el cielo no son estrellas, sino pequeñas partículas que penetran en la atmósfera terrestre. Cuando un cometa pasa cerca del Sol, como vimos en un artículo anterior, deja tras de sí pequeños restos (desde polvo hasta fragmentos del tamaño de un guijarro) que se esparcen a lo largo de su órbita. Cada vez que la Tierra pasa por una de estas órbitas, los fragmentos entran en nuestra atmósfera, desintegrándose y creando destellos brillantes que podemos observar.

Anualmente podemos observar lluvias de meteoros en fechas específicas, y entre las más brillantes están las Leónidas, gracias a los restos del mencionado cometa Tempel-Tuttle.

Las Leónidas: Rápidas y brillantes

Las Leónidas son especiales por su velocidad y brillo. Los meteoros de esta lluvia se mueven a velocidades de hasta 255,000 Km por hora; para ponerlo en perspectiva, es como si se hiciera el triángulo Cózar - Infantes - Valdepeñas y de nuevo Cózar en un solo segundo. Esa velocidad es también lo que les da su brillo característico, a veces tan intenso que pueden generar “bolas de fuego” o meteoros brillantes que atraviesan el cielo dejando rastros luminosos.

Máximo de las Leónidas en 1966. Fotofgrafía NASA-ARC

Os gustará saber que, aproximadamente cada 33 años, las Leónidas pueden sorprendernos con una tormenta de meteoros, un espectáculo donde la cantidad de meteoros aumenta notablemente, llegando incluso a miles por hora. La última gran tormenta de Leónidas tuvo lugar en 2001. Aún así, cada año, con o sin tormenta, las Leónidas nunca dejan de asombrar.

Consejos para observar las Leónidas en 2024

Las Leónidas suelen ser visibles entre el 6 y el 30 de noviembre, y el mejor momento para observarlas este año será en la madrugada del 17 al 18 de noviembre. Aquí tienes algunos consejos para disfrutar de la lluvia de estrellas:

  • Hora de observación: A partir de medianoche y hasta el amanecer suele ser el mejor momento. La constelación de Leo, de la cual parecen surgir los meteoros, será bien reconocible a esas horas. En particular os mostramos una ilustración de Stellarium de la constelación de Leo a las 1:40 de la madrugada donde se pueder apreciar el punto cardinal Este, la estrella Regulus y el punto aproximado de origen de la lluvia de Leónidas. 
Posición de las Leónidas en la noche del 17 al 18 de Noviembre
  • Elige un buen lugar: Si puedes, busca un sitio alejado de la contaminación lumínica de la ciudad. Cualquier lugar oscuro es ideal, y mientras más oscuro, mejor. En nuestro caso, con alejarnos un poco del pueblo, ya vale; y puesto que hay que mirar al Este, al menos a primera hora de la madrugada, el camino de la Casa del Monte debería ser un lugar perfecto.
  • No necesitas equipo especial: Las lluvias de estrellas son uno de los pocos fenómenos astronómicos que se disfrutan mejor a simple vista. Así que olvídate del telescopio; tus ojos y una buena compañía son suficientes.
  • Abrígate y lleva algo para estar cómodo: Una noche bajo el cielo puede ser fría y más en estas fechas. Lleva ropa de abrigo, una manta o silla cómoda, y paciencia. El espectáculo puede tomarse su tiempo, pero vale la pena.

Las Leónidas en la Historia

Ilustración de 1889 de Adolf Vollmy
sobre las Leónidas de 1833

La lluvia de meteoros de las Leónidas ha dejado huella a lo largo de los años. La tormenta de 1833, por ejemplo, es uno de los eventos más impresionantes documentados, y generó miles de relatos alrededor del mundo. Aquella noche, la cantidad de meteoros fue tan extraordinaria que muchas personas pensaron que se trataba de un evento apocalíptico. Este espectáculo inspiró a científicos y observadores, y algunas de las descripciones de aquel evento todavía nos llegan hoy en día como historias llenas de asombro o de terror. 

Con o sin tormenta, siempre hay algo maravilloso que nos invita a salir a observar el cielo, conectarnos con lo que ocurre más allá de nuestro planeta y compartir esa experiencia con otros: se llama Curiosidad.

No te pierdas esta oportunidad

Si eres de los que miran al cielo buscando algo más que estrellas, esta lluvia de meteoros es para ti. Planifica una salida, reúne a algunos amigos o familiares, y disfruta de este maravilloso espectáculo natural.  Y si haces alguna foto, o ves algo interesante, compártelo con nosotros! Ya sea una estrella fugaz o una tormenta de meteoros o símplemente el cielo estrellado, el universo siempre tiene algo que ofrecernos. Observando las Leónidas, recordamos lo vasto y misterioso que es el Cosmos y nuestro diminuto lugar en él.

viernes, 25 de octubre de 2024

Los Cometas: Visitantes del Sistema Solar

Hace apenas unos días recibimos la visita de el cometa C/2023 A3 (Tsuchinshan–ATLAS). Este cometa ha sido destacado como uno de los más memorables en las últimas décadas, y después de acercarse al Sol en septiembre de 2024, comenzó a ser visible desde la Tierra.

Este cometa se originó en la Nube de Oort y se caracteriza por un núcleo considerablemente grande y una cola prominente. Los astrónomos habían pronosticado que su brillo podría superar al del famoso cometa Hale-Bopp, que fue visible en 1997​, pero las nubes nos han impedido apreciarlo adecuadamente. Aun así hemos decidido dedicar un artículo a estos espectaculares miembros de la familia solar.
C/2023 A3 Tsichinshan-ATLAS and its antitail: 15 Oct. 2024.
Fotografía de la web The Virtual Telescope Project

Los cometas son uno de los fenómenos más fascinantes del Cosmos. Estos cuerpos celestes han sido observados por la humanidad desde tiempos inmemoriales, despertando asombro y, muchas veces, temor. A diferencia de las estrellas y planetas, su aparición en nuestros cielos es fugaz, entre días y meses, y su comportamiento muy variado, lo que los convierte en objetos celestes únicos en el Sistema Solar.

Estructura de un Cometa
Un cometa es una bola de roca, polvo, hielo y gases congelados que viaja a través del espacio en órbitas elípticas con mucha excentricidad, al contrario que la mayoría de los planetas y asteroides, cuyas órbitas, aunque elípticas, se diferencian muy poco de una circunferencia. Se componen principalmente de tres partes:
  1. Núcleo: La parte sólida del cometa, hecho de roca y hielo.
  2. Coma: Una atmósfera tenue que rodea el núcleo cuando el cometa se aproxima al Sol, formada por gases y polvo.
  3. Cola: La estela de gases y partículas que se forma a medida que el cometa se calienta y el hielo sublima (pasa de estado sólido a gas).

Como hemos mencionado, los cometas se mueven en órbitas muy excéntricas, lo que significa que pasan largos periodos en regiones frías y distantes del Sistema Solar antes de acercarse al Sol y volverse visibles. Aunque tanto los cometas como los asteroides son cuerpos pequeños que orbitan el Sol, tienen diferencias fundamentales en su composición y comportamiento.

CaracterísticaCometasAsteroides
ComposiciónHielo, polvo y rocaRoca y metal
UbicaciónNube de Oort o Cinturón de KuiperPrincipalmente en el Cinturón de Asteroides (entre Marte y Júpiter)
ColaForman cola cuando se acercan al solNo forman cola
ÓrbitaMuy excéntrica (muy alargada)Más circular, menos excéntrica 
OrigenZonas frías más allá de NeptunoSistema Solar Interior     

En resumen, los Asteroides son restos de la formación de planetas, hechos mayormente de rocas y metales, y su órbita suele estar en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter. Los Cometas, en cambio, son posiblemente de origen anterior a la formación de planetas, conservando gran cantidad de hielo y gases.

En cuanto a su origen, la mayoría de los cometas provienen de dos regiones distantes del Sistema Solar:
  1. El Cinturón de Kuiper: Un disco plano más allá de la órbita de Neptuno, donde residen objetos helados. Aquí se encuentran los cometas de período corto, como el famosísimo cometa Halley.

  2. La Nube de Oort: Una vasta esfera de cuerpos helados que rodea el Sistema Solar a una distancia extrema. Desde esta región provienen los cometas de largo período, que pueden tardar miles de años en completar una órbita.

Los cometas, al provenir de estas zonas frías y lejanas, contienen materiales que datan de los inicios del Sistema Solar, lo que los convierte en auténticas cápsulas del tiempo que ayudan a los astrofísicos a entender cómo se formó nuestro sistema planetario.

Sin duda, la característica más espectacular y que más llama la atención de los Cometas es la formación de sus colas. A medida que un cometa se acerca al Sol, el calor provoca que el hielo de su núcleo se sublime (pase directamente de estado sólido a estado gaseoso), liberando partículas de polvo y gas que son empujadas por el viento solar (corriente de partículas cargadas que se liberan desde la corona solar, principalmente electrones, protones y partículas alfa -nucleos de Helio ionizado-).

Existen dos tipos de colas

  • Cola de Polvo: Formada por partículas de polvo que son arrastradas lejos del cometa. Esta cola es más curvada y refleja la luz del Sol.
  • Cola Iónica (de Plasma): Compuesta por gases ionizados (plasma) que interactúan con el viento solar. Esta cola es recta y apunta siempre en dirección opuesta al Sol.

Para visualizar mejor cómo cambian las colas de los cometas en relación a su proximidad al Sol, imaginemos un cometa que viaja en su órbita:

Esquema de la órbita de un Cometa

  • Cuando el cometa está lejos del Sol, en la parte más alejada de su órbita (afelio), el cometa no tiene cola visible. Su núcleo está congelado y no hay sublimación significativa.

  • A medida que se acerca al Sol, el aumento de la temperatura hace que los gases y el polvo comiencen a escapar del núcleo, creando la coma y, eventualmente, las colas. La cola de polvo se curva detrás del cometa siguiendo su órbita, mientras que la cola iónica siempre apunta en la dirección contraria al Sol debido a la presión del viento solar.

  • Al pasar cerca del Sol (perihelio), las colas se vuelven más largas y brillantes debido a la intensa sublimación. Una vez que el cometa empieza a alejarse nuevamente, las colas se acortan y se disipan.

Así, los cometas son más que simples cuerpos de hielo vagando por el espacio. Son fragmentos de la historia del Sistema Solar, y su comportamiento es un recordatorio de los complejísimos procesos que ocurren en nuestro vecindario cósmico. Sus impresionantes colas, siempre dirigidas en sentido contrario al Sol, son solo un pequeño ejemplo de cómo el viento solar influye en estos fascinantes objetos celestes. La próxima vez que un cometa sea visible desde la Tierra, sabremos que estamos siendo testigos de un visitante de los rincones más lejanos y antiguos del Sistema Solar.

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